A día de hoy, en mi calidad de madre y madrastra, confieso que no espero que la casa se me llene de globos y flores, prefiero que el amor se divida de a poquitos en cada uno de los días del año para sentir que tiene algo de sustancia. Eso sí, si en una de estas nos reunimos para comer, fiel a la creencia de que “amor con amor se paga”, correspondo a dicho cariño poniendo sobre la cuenta del restaurante mi tarjeta de crédito. Sólo me quejo, y muy de vez en cuando, de que ningún gasto de los que asumimos los padres y madres subvencionadores pueda desgravarse a Hacienda.
Elvira Lindo. El País.
Elvira Lindo. El País.
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